Libera la luz del corazón

Hoy se celebra Diwali, la festividad de la luz.

Recuerda que la luz siempre está presente. Confia en que siempre podemos elegir vibrar desde ella.
Honra la oscuridad que es la única capaz de revelar la luz.

Tomarnos ese tiempo para descender de la mente al corazón.

En un mundo que nos empuja a conducir a 240 km/hora, a movernos apagando fuegos para que no terminen quemándonos. Que nos lanza temerariamente de una tarea a otra, de ésta última a la siguiente, y a otra más... amenazándonos con no acabar nunca una lista que se vuelve infinita, un mundo en el que no nos cansamos de sumar el triple de lo que restamos... pausar, frenar, tomar una respiración se torna complicado, casi inalcanzable.

No podemos frenar si conducimos a 240 km/h. El frenazo puede ser brusco, violento, peligroso. No todos pueden. No siempre podemos. Esa es la gran mentira. No en este mundo en el que vivimos. No en este mundo que te hace pensar que aún tienes el control.

Levantar el pie de la exigencia. Disminuir la velocidad, reducir marchas progresivamente, es el reto.

Dicidimos ir a yoga, sentarnos sobre el mat y que automaticamente todo cambie. Quizás para aquellos que aún disponen de todo su tiempo, quizás para aquellos que suman horas de práctica incansable, quizas para aquellos sin obligaciones mundanas, familias, hijos, impuestos, cocina, limpieza, ropa, educación, cuidado personal... suma y sigue.

No podemos pretender llegar a yoga y que al pasar el umbral se accione un interruptor de "pause" en nuestro torbellino mental, que nuestro sistema nervioso se relaje automáticamente, que de inmediato podamos sentirnos seguros, calmados, arropados.

¿O sí podemos?

No nos contaron la película completa. Lo más importante de la práctica de yoga no es la respiración, es la intención.

La intención que se forja como actitud. Y la actitud en acción.


La acción es Kriya Shakti, es Sri, es Laksmi. Aquello que manifestamos, puede ser luz, efectivamente. O puede ser oscuridad. Hacia dónde nos enfocamos, con que nos alineamos, qué decidimos manifestar. Laksmi habita aquellos lugares que preparamos para ella.

La abundancia habita a aquellos que están preparados.


La buena noticia es que, cuando es oscuridad aquello que se revela, nos está mostrando el mapa de dónde podemos encontrar la luz.


En Diwali se conmemora el regreso de Rama y Sita a Ayodhya después de 14 años de exilio y muchas aventuras. Los habitantes de Ayodhya los recibieron encendiendo velas. Sus corazones se encendieron con las llamas de la devoción y el amor.
Rama y Sita representan partes de nosotros mismos. Aquella que actua hacia el exterior guiada por el "deber" incluso perdiendo la conexión con los propios sentimientos y la libertad y, aquellas partes llenas de suavidad en lo profundo del corazón: la suavidad de una vela pero que contiene el poder del fuego.


Liberar a Sita. Liberar el corazón. Liberar el poder interno desde el amor y el goce de la manifestación de lo que somos, la mismísima Creación.
Necesitamos a nuestro guerrero Rama para liberar las batallas diarias.
Pero permítele que pueda abrazarse a Sita cada noche.
Disminuye el ritmo, reduce marchas, date tiempo de llegar al hogar.

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